Ejercicio número uno
La luna que no salía
el silencio de tu ausencia en mis horas
y tu rostro plasmado en mi almohada.
En mi mente, las tardes eternas
que con el viento y el sol
hacían presente el Edén.
Hoy ya nada es igual
un suspiro a la inversa hace volar tu recuerdo
y el día aún no asoma para llevarse el tormento
de dar por finalizada
esta noche sin fin.
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